15 julio 2006

El Miedo

El miedo es un sentimiento de amenaza, una sensación de peligro ante un algo que creemos nos puede dañar. Ese algo puede ser real o imaginario, no está ahí la clave, de hecho muchos miedos son infundados. El miedo tiene grados y matices, por eso la lengua posee tantos términos similares que no sinónimos; se habla de pánico, fobia, temor, terror, aprehensión. Hay un miedo normal, útil, que nos lleva a la prudencia. En términos evolutivos el miedo probablemente sea un importante dispositivo para la adaptación y el mantenimiento de la especie. Pero hay un miedo cerval, excesivo, que no suma sino resta, que paraliza, que nos lleva al fracaso, que nos bloquea cuando crece y crece. De ése hablaremos hoy.

Julio Cortázar tiene un delicioso relato que describe magistralmente el mundo fóbico, se llama 'La casa tomada'. Dos hermanas vivían en una enorme casa. Un día, estando ambas en la cocina, oyeron un extraño ruido en la despensa. Algo o alguien había allí dentro y sintieron pavor. Ninguna de las dos se atrevió a entrar, sólo pudieron acercarse a la puerta para cerrarla y echarle la llave. Así quedaron tranquilas, la casa era grande y podían habitar el resto. Pero aquel era un cierre en falso, en el fondo seguían asustadas y para quien tiene miedo, todos son ruidos. Así, un día, pasadas unas semanas, estaban en el salón y de repente escucharon aquel extraño ruido amenazante, ahora en la cocina. La congoja se apoderó de ambas, las piernas les temblaban y apenas podían mantenerse en pie. Tampoco fueron capaces de entrar, sólo pudieron cerrar la puerta con llave y siguieron habitando en el resto. El relato termina saliendo las dos de la casa y echando la llave por fuera. La casa estaba tomada por el miedo. Si le dejas espacio al miedo, el miedo lo invade.

Lo que hace crecer al miedo, como el viento al fuego, es la evitación. La terapia, la estrategia correcta, es la contraria: haz lo que temes y el temor desaparecerá, o mejor, irá disminuyendo porque no se trata de no tener miedo. Sentirlo es natural y sería anómalo no conocerlo, como le pasaba al personaje de aquel cuento infantil, Juan Sinmiedo. La diferencia entre una persona valiente y otra cobarde no es la presencia o ausencia de miedo sino la actitud ante él. La cobardía es el miedo consentido, mientras que la valentía es miedo dominado. Así pues, merece la pena enfrentarnos a nuestros miedos porque además, como decía Montaigne, el que teme padecer, padece ya lo que teme.
Çitas Çitables
  • No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo. Epicteto de Frigia
  • No hay medicina para el miedo. Proverbio escocés
  • El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo. Alain
  • Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo. Leonardo Da Vinci
  • El que teme sufrir ya sufre el temor. Proverbio chino
  • El límite de tus actos sólo lo imponen tus miedos y tu propia imaginación. No dejes que el miedo te paralice o te haga dudar. Prakash