07 julio 2006

Tú "talón de Aquiles"

Cuantas veces hemos oido decir de una persona "me saca de quicio", cuando ésto ocurre, quien te saca de quicio suele ser alguien que te conoce bien. Te conoce tan bien que sabe dónde tienes tu 'talón de Aquiles'. Por eso ocurre con mucha frecuencia en la dinámica de las parejas. Reconócelo, todos somos expertos y el "me saca de quicio" es tan verdad como el "le saco de quicio". Y si los dos están fuera de quicio, la cosa se potencia. Ésto es lo primero que hay que evitar, al menos uno de los dos debe mantener la calma. Dicen que dos no pelean si uno no quiere, lo malo es que en este caso ambos quieren pelear.
Fuera de quicio uno pierde los papeles, las formas y cuando se pierden las formas se acaba perdiendo la razón. Se pierde la razón en el doble sentido de la palabra: en el sentido de no llevar razón en la discusión y en el sentido de perder la cordura. La pérdida de cordura se llama en este caso cólera o ira. Cuando estamos en ese estado decimos mucho más de lo que dicen las palabras, no es sólo lo que decimos sino cómo lo decimos. En plena cólera se escapan palabras hirientes acompañadas de actos, de gestos, de miradas que cortan como cristales. Nuestras respuestas son desproporcionadas y se tornan injustas. La cólera no nos permite saber lo que hacemos, ni lo que decimos.

El colérico en pleno furor se comporta como un demente. La cólera o se frena al principio o no hay quien la frene. Es una emoción súbita, como todas las emociones se notan en el cuerpo. La cólera parece subir por el pecho y llegar a la cabeza donde nos nubla la vista y el entendimiento.
Cuando uno siente ese veneno lo mejor es contar hasta diez, o mejor más. Cuando con ira te sientas, cuenta despacio desde uno hasta cincuenta.

Es siempre mano de santo, porque afortunadamente la cólera es una locura muy transitoria, es una tempestad fuerte pero breve y después siempre llega la calma. Y si no eres tú, sino el otro el que está colérico tienes o bien que retirarte o, esto ya es para nota, apagar la cólera del otro con una respuesta blanda y apacible. Confucio dijo: "No respondas a un insulto con otro insulto. El segundo es la causa de la disputa".