17 junio 2007

El amor, es el camino ...

No hay acción sin motivo, y, si lo pensamos detenidamente, sólo hay tres motivaciones que mueven nuestra voluntad para llevar a cabo cualquier proyecto: el bien propio, el bien ajeno y, aunque parezca mentira, el mal ajeno.

Hay personas desgraciadas en las que anida el odio y la envidia, que gozan con el mal ajeno y son capaces de promoverlo intencionadamente. Por fortuna no son mayoría. La mayoría de los seres humanos funcionan buscando el propio bien, aunque eso pueda perjudicar a otros. Es la ley de la selva. Gran parte de nuestras acciones están guiadas por los propios intereses, son en un sentido amplio egoístas. Con el crecimiento y el desarrollo éticos, las personas van modificando su motivación y es el bien de los suyos, de los cercanos, de los próximos, lo que se convierte en motor de sus acciones. Pero hay, gracias a Dios, algunos seres en los que habita una auténtica espiritualidad, el prójimo entonces es cualquier ser humano y aliviar su dolor es el sentido de sus vidas. En ellos impera la ley del amor.

Las grandes corrientes de espiritualidad y las grandes religiones coinciden en señalar que el amor es el camino y la meta, el comienzo y el fin, la razón de todo. El amor mueve el Sol y las estrellas, aseguraba el Dante; el amor es el arquitecto del Universo, decía Hesíodo; y el viejo Platón aseguraba que el amor era el principio de toda actividad y llenaba con su presencia el universo entero, moviendo sus resortes. Cuando nada existía, existía el amor; y cuando nada quede quedará el amor, porque el amor es lo primero y lo último; porque entre lo que existe y lo que no existe, existe un espacio que es el amor.

Pero el amor tiene muchas formas y llamamos a todas ellas por el mismo nombre, por eso es tan difícil definirlo. La mayoría de las veces, cuando hablamos del amor lo asociamos a una relación con un Tú: la pareja, el hijo, la madre, el amigo. El amor es entonces la necesidad de salir de uno mismo, el abandono del Yo para buscar un Tú y vivir un Nosotros. El amor es olvido del yo, es darse, es encontrar en la felicidad del otro la propia felicidad...

Pero, ya me callo, porque el amor es en última instancia inefable y no hay palabras para captarlo, es por diáfano fugitivo. El alma ha de callar lo que siente ya siente lo que calla, solo al buscar palabras para definir el amor, ya es falso y elocuente.

11 junio 2007

Ser Flexible

Ser flexible es amoldarse, fluir, adaptarse a las circunstancias. Es lo contrario a estancarse, a detenerse y a enrocarse. Flexibilidad como rasgo de carácter es tolerancia y respeto por el que no piensa como tú.

Los intolerantes son rígidos y en el peor de los casos llegan a ser extremistas. Hay algo detestable en todo extremismo, todos son similares porque los extremos se tocan. Demasiado al Este es el Oeste. Aquí en España, en esta España siempre invertebrada, hemos sufrido durante décadas el azote del terrorismo, en los últimos años dos tipos de terrorismo. He dicho dos y quizás sea erróneo, porque aún advirtiendo muchas diferencias entre un terrorista fundamentalista "religioso" y un terrorista nacionalista "político", en lo esencial son idénticos, ambos son fanáticos que odian al que no es como ellos.

Pero dejemos las sectas y volvamos a las personas. Hay personas muy rígidas, que se posicionan rápidamente, que lo tienen todo claro porque las cosas son para ellos blancas o negras. Ese pensamiento dicotómico les presta seguridad, una seguridad que en el fondo no tienen y precisan desesperadamente para defenderse de su inseguridad básica. Es más fácil para ellos manejarse en esa realidad ficticia de blancos y negros que en la realidad real, en la que hay una escala de grises o mejor todo un arco iris con muchos colores y matices. El rígido es incapaz de cambiar, está anquilosado, petrificado. El desarrollo sano de la personalidad es un continuo transformarse y creerse ya hecho equivale de alguna manera a estar muerto.

Todos somos artífices de nuestra personalidad, arquitectos de nuestro destino, todos podemos ser alfareros afanados en limar las aristas de nuestro carácter. Quitemos rigidez y pongamos flexibilidad. La lengua —dice un proverbio chino- resiste porque es blanda, los dientes ceden porque son duros. Y Lao Tse también chino aconseja: Imita al agua, que todo lo vence porque a todo se amolda. Y en el Talmud, el libro sagrado esta vez de los judíos, se lee: Sé flexible como un junco y no rígido como un ciprés. Y por supuesto que la flexibilidad y la tolerancia tienen un límite a partir del cual ya no es virtud, sino lo contrario. Pero me temo que estamos lejos de ese límite, así que en caso de duda, como dicen en mi pueblo, más vale que sobre que no que falte.

03 junio 2007

Trabajar II Parte

Decíamos en el último blog que algo no va bien cuando unos tienen exceso de trabajo y otros están condenados al paro. A veces parezco pesimista y no lo soy, sé que hay también muchas personas satisfechas con su trabajo, pero, aunque no dispongo de datos estadísticos, me temo que no son la mayoría. Cualquier actividad laboral tiene que cumplir dos requisitos básicos: ser digna y estar justamente retribuida.

La persona, además, ha de sentirse útil y no utilizada, es decir, que realiza una función necesaria para el conjunto de la sociedad y no explotada para el beneficio exclusivo de un sujeto. En países como el nuestro, los trabajadores están amparados por leyes que establecen derechos y deberes. Hemos avanzado mucho para superar la esclavitud, los malos tratos y la explotación inhumana, pero los nuevos tiempos traen nuevas formas de utilización indigna, mucho más sofisticadas y a la vez convincentes. El acoso laboral o mobbing está de actualidad. Y las personas que lo sufren, como ha puesto de manifiesto "A" en el ultimo comentario, aguantan lo indecible porque temen que llegue otro fantasma, el paro. Por cierto, la situación de paro es una de las que más psicopatología produce. Suelo decirles a los que la padecen que aunque estén en paro no se paren, que se mantengan activos, que lleven a cabo su propia terapia ocupacional.

Y hablando de ocupaciones, hay un trabajo del que nunca hablamos cuando hablamos de trabajo. Un trabajo lleno de ocupación, que rebosa utilidad, que está repleto de sentido. No encuentro trabajo más digno porque realizarlo es ejercitar la entrega, la generosidad y el amor hacia los más cercanos. Es el trabajo que hace mi madre. al que se le llamaba 'sus labores' y hoy 'ama de casa'. Tiene muy mala prensa, no es reconocido por la inmensa mayoría de los hombres y tampoco por muchas mujeres que lo consideran un trabajo de segunda división. A mí, sin embargo, me parece maravilloso si es elegido libremente. Creo que mis hermanos y yo tenemos mucha suerte porque alguien como mi madre, que es a la vez limpiadora, cocinera, administradora, gestora, educadora y mucho más, cuída para que no nos falte de nada, hace que todo esté lleno de luz y crea cada día nuestro hogar... Pero eso no es trabajo, dirá alguno, porque es gratuito y no está remunerado. Pues no lo será, pero es tan valioso como mi trabajo.

01 junio 2007

Trabajar

Etimológicamente viene de la palabra latina tripalium que era una especie de potro de tortura construido con tres palos. La verdad es que ni la etimología ni la tradición, "ganarás el pan con el sudor de tu frente", ayudan mucho a tener una concepción positiva del trabajo.

Pero, hay trabajos y trabajos. Algunos son un lujo, una bendición, como es el mío; otros, sin embargo, son una auténtica tortura. Entre estos dos extremos habrá un sinfín de posiciones, donde probablemente esté el trabajo de la mayoría. Hay trabajos que son sólo un medio para obtener una estabilidad económica y otros que son en sí mismos un fin. Hay también trabajos divertidos a los que habría que cambiarles el nombre y en los que la satisfacción está asociada al mismo hecho de hacerlo. El trabajo puede estar cargado de sentido o ser considerado un castigo sin sentido. Puede ser vivido como algo fatal, como simple oportunidad o como una apasionante misión.

Quizá alguno conozca la historia de los tres canteros que trabajaban de sol a sol tallando enormes piedras. Preguntados por el sentido de su trabajo, el primero respondió que era algo muy duro pero inevitable, un castigo infame, un calvario insoportable. El segundo recordó lo de ganarás el pan con el sudor de tu frente y se alegraba de que gracias a aquel trabajo su familia tuviera una mínima seguridad y la satisfacción de sus necesidades básicas. El tercero ante la misma pregunta dejó por un momento de tallar y contestó: "Estoy construyendo una catedral". El trabajo era el mismo para los tres, pero muy diferentes el sentido, la interpretación y la motivación que cada uno le daba.

Trabajar es siempre transformar algo haciéndose alguien. El trabajo es mucho más que una ocupación, el trabajo otorga identidad, de ahí la enorme suerte de aquellos que trabajan en lo que libremente han elegido. Pero el ser de cada uno no puede agotarse en el rol de trabajador. A veces es desmedido el tiempo que dedicamos al trabajo, en detrimento de otras facetas de la vida. Cuando es así estamos robando tiempo a la familia y a nosotros mismos en la tarea de promover un crecimiento armónico, integral y humano. El trabajo debe sustentar la vida, pero no ocuparla por completo, hay que trabajar para vivir y no viceversa. Algo no va bien cuando hay trabajo desmesurado para unos y paro o mobbing para otros.

Citas Citables
  • Si no puedes trabajar con amor sino sólo con desgana, mejor será que abandones el trabajo y te sientes a la puerta del templo a recibir limosna de los que trabajan con alegría. Khalil Gibran.
  • Mi padre siempre me decía: encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida. Jim Fox.
  • Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama. Aristóteles.
  • Pan comido y no trabajado, es pan robado. Gandhi.